Cómo nos gusta a los pequeños y medianos empresarios meternos con los bancos. Hace unos años eran nuestros mejores amigos y ahora resulta que son algo así como nuestra “bestia negra”.
Es cierto que nunca oyes decir: “he perdido la casa”. Siempre oímos: “El banco me ha quitado la casa”. En realidad los bancos son empresas como cada una de las nuestras, con la única diferencia demostrada con respecto a nuestras empresas, que cuando tienen problemas y dificultades, acude el Estado a protegerles.
Es una diferencia sustancial, desde luego. Y probablemente si los que hoy llevamos años liderando diversos proyectos, por diferentes que sean, lo hubiéramos sabido al arrancar los nuestros, nos hubiéramos planteado montar un banco.
Porque eso de que cuando las cosas te van mal, te permitan acudir a la “ventanilla única” a tomar prestado dinero a un tipo y te permitan también acto seguido colocarlo a dos, tres o cuatro veces ese tipo quedándote con la diferencia, es un asunto de lo más atractivo, la verdad. Para qué nos vamos a engañar.
Pero tampoco creo que toda la culpa que los empresarios echamos a los bancos la tengan los propios bancos. Por lo que he podido leer, hace tiempo ya que no se hace banca como se hacía antes.
En el caso de España, desde que la autoridad correspondiente decidió decretar que cuando un préstamo tenía “garantía real” no había que dotarlo en la cuenta de resultados y que sin embargo, los que no tenían esa “garantía real” sí que habría que dotarlos, desde entonces, se dejó de hacer banca de la de “te presto para que me devuelvas un poco más y porque creo que lo harás”.
Desde que eso ocurrió te prestan dinero para que financies el capital circulante de la empresa mientras creces, pero sólo te lo prestan si pones la casa como garantía. En pocas palabras: “me importa poco tu negocio, si me lo vas a poder devolver o no, me importa solo el valor de tu casa”.
La conclusión evidente a la que se tenía que llegar y a la que desde luego se llegó fue que para qué financiar negocios diferentes a lo que son casas: hay que estudiar dos cosas, la casa y el negocio, aunque lo que de verdad interese sea solo la casa.
Por tanto, mejor financiar solo y sobre todo negocios relacionados con casas. Al principio se estudiaba el negocio en sí para ver si era capaz de devolver lo prestado más los intereses, de ahí se pasó a estudiar las dos cosas, el negocio y el valor de la casa por aquello de la “garantía real” y ahora sólo se estudia una, el negocio inmobiliario, la casa.
El negocio realmente interesa poco o muy poco, a no ser que sea el negocio de una gran empresa ya muy consolidada. Pero el caso es que nosotros somos emprendedores con empresas pequeñas, con negocios de momento aparentemente poco consolidados.
Como ya no se hace banca como la original, como las personas realmente contamos poco y nuestros negocios son pequeños, si no tenemos buenas casas libres de cargas, no se nos puede prestar dinero. Esto quizá explique un poco el problema en el que todos nos hemos visto metidos.
Y para empeorar las cosas de repente las casas ya no valen, no hay dinero para pagar al banco, los bancos tampoco consiguen ellos devolver lo que habían tomado a corto plazo y amparados en la seguridad que dan las “garantías reales” habian prestado a muy largo plazo y se corta el grifo del crédito para todos: no hay dinero para prestar. Sólo hay dinero para seguir pagando unos importantes dividendos, este año más de 2,200 Millones de Euros, y para especular de manera rápida en operaciones que dejen retornos también rápidos.
El negocio ya no es el de banca. El negocio es la inversión. No podemos por tanto reprochar a los bancos que ya no presten. Han cambiado su negocio igual que nosotros nos vemos obligados a cambiar el nuestro a medida que cambian las circunstancias. Pero de momento se le sigue curiosamente llamando banca, cuando en realidad ya cada vez tiene menos de eso. Y han tenido el valor para hacerlo y el empuje para hacerlo en muy poco tiempo, la verdad. Mi sincero reconocimiento. Pero como dirían mis amigos mexicanos: “híjole, como lo estamos sufriendo!!”
Lo único que de momento, y digo claramente de momento, no ha cambiado, es que la gente sigue depositando sus ahorros en los Bancos. Eso es lo que les permite seguir llamándose Bancos y ha hecho que cuando han tenido problemas hayan acudido los Gobiernos a salvarles. No tengo, sin embargo, nada claro que en el futuro vaya a ser así.
Habrá otros en un futuro que creo que ya está muy próximo que esos ahorros, con toda seguridad, los remunerarán mejor y más atractivamente. Hasta ahora ha cambiado el negocio sólo para los bancos por el lado del activo. Me da la impresión que en poco tiempo también cambiará por el lado del pasivo. Y ahí si que me gustará verles!.