No voy a decir que Pocoyó pueda ser comparable con el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, ni tampoco que Pato lo pueda ser con su escudero Sancho Panza, pero la realidad es que ambos, Pocoyó y Don Quijote, en una cosa se parecen y es en que probablemente sin querer, llevan en cierta forma el nombre de España por el mundo.
El comentario que no puedo dejar de hacer es que hoy, con toda seguridad, Pocoyó es ya más conocido en el mundo que Don Quijote, en cuanto a personas en número actualmente vivas que lo conocen. Y si le damos unos cuantos años más a nuestro querido Pocoyo… con toda seguridad, le ganará por goleada a Don Quijote. ¡¡Sin quitarle ni un poquito al mérito de Don Miguel de Cervantes por favor!! Entre otras cosas porque Don Quijote ha sido conocido por generaciones y generaciones desde hace más de cinco siglos y a Pocoyó de momento lo conoce tan sólo una generación. Quizá ya vamos para dos. Pero nada más. Y la diferencia es notoria!.
Lo verdaderamente importante no es el hecho en sí, que no deja de ser anecdótico. Lo que realmente cuenta es el hecho de poder llegar a tantos millones de niños y de una manera divertida, ayudarles a entender cómo es el mundo con el que se van a enfrentar y también cómo deben enfrentarse a el.
Pocoyó por un lado, Pato por otro, Elly, Loula y todo el resto de amigos que forman parte del mundo que gira alrededor de Pocoyó no pretenden otra cosa más que lograr que los niños tengan una experiencia feliz y que entre risas y buenos ratos capten algunos de los principios y valores que deberían acompañarles en su recorrido como seres humanos por nuestro mundo actual.
Algo que sin lugar a dudas Don Quijote de la Mancha también hacía, aunque desde luego con una diferente perspectiva, un diferente lenguaje y muy diferentes medios.