Ayer, 8 de diciembre, celebrábamos la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Con ese motivo, he tenido la oportunidad de leer varios textos con los que me he encontrado al leer sobre la Virgen.
Me ha llamado la atención de una manera especial, un artículo publicado en el portal Religionenlibertad.com. El artículo se titula «Dos exorcistas humillaron al demonio obligándole a alabar a la Inmaculada Concepción«.
En él se relata cómo dos dominicos, en 1823, 31 años antes que el Papa Pio IX promulgara el dogma, obligaron al demonio durante un exorcismo a alabar a la Virgen María. El demonio, por la boca del pobre niño analfabeto de doce años de edad a quien había poseido, les dijo la siguiente poesía a los dos exorcistas:
«Soy verdadera madre de un Dios que es Hijo
Y soy su hija, aún al ser su madre;
El desde la eternidad existe y es mi Hijo,
Y yo nací en el tiempo y soy su madre.
Él es mi Creador y es mi Hijo,
Y yo soy su criatura y su madre;
Fue divino prodigio ser mi Hijo
Un Dios eterno y tenerme a mí por madre.
El ser de la madre es casi el ser del Hijo,
Visto que el Hijo dio el ser a la madre
Y fue la madre la que dio el ser al Hijo;
Si, pues, del Hijo tuvo el ser la madre,
O hay que decir que está manchado el Hijo
O hay que decir Inmaculada a la madre.»
Bellísima oración, cargada de significado, completamente correcta desde una perspectiva teológica y que no podría haber sido relatada de esta manera por un niño analfabeto de doce años de edad.
El propio demonio reconocía la condición de inmaculada de la Santísima Virgen María.
Pero no sólo me he encontrado con este relato.
Por medio del Whatsapp me llegó otro que no quiero dejar de compartir. En él se relata brevemente cómo España y los españoles estuvieron especialmente inspirados por Dios para conseguir que el dogma se instaurase y más adelante se propagase. Cientos de años antes de ser promulgado. Esta es la razón básica de la Consagración de España a la Inmaculada Concepción.
No olvidemos que España fue la primera nación del mundo en defender el dogma de la Inmaculada Concepción de María.
«Desde el 646, en el siglo VII, gracias a San Ildefonso, arzobispo de Toledo, se celebra en España la fiesta de la Concepción Inmaculada de María.
En 1310 el arzobispo de Santiago, don Rodrigo del Padrón, decidió comunicar a los prelados de la diócesis la conveniencia de reunirse en Concilio y decretar la fiesta preceptiva de la Inmaculada Concepción de la Virgen el 8 de diciembre de cada año.
Desde 1641 la fiesta de la Inmaculada Concepción se celebra en España como fiesta de precepto.
Desde el siglo XIII, en 1466, todos los vecinos del municipio de Villalpando (en Zamora) juran solemnemente defender la Inmaculada Concepción de María «por siempre jamás».
Desde entonces lo fueron haciendo multitud de villas, ciudades, provincias, reinos, universidades, cofradías, hermandades y otras instituciones españolas, en particular nuestros Reyes, quienes asumieron como razón de Estado la defensa del dogma, enviando durante dos siglos por el mundo entero a sus embajadores y legados con la misión de hacer todo lo posible por la proclamación de este dogma.
En 1304, Jaime II de Aragón mandó la celebración de la fiesta de la Inmaculada en todos sus reinos. En 1334 se erigía en Zaragoza la primera Cofradía de la Inmaculada, en 1390 los Concellers de Barcelona mandaron que se celebrase con solemnidad la fiesta de «la Purísima».
En 1394 el rey Juan I de Aragón, Cataluña y Valencia se había consagrado junto con todos sus territorios a la Inmaculada Concepción de María.
Durante los siglos XV y XVI fue creciendo la devoción a la Inmaculada en todos los reinos de España, hasta llegar a su culmen en el siglo XVII.
En 1438, tras una terrible epidemia de cólera, el Consejo de la ciudad de Madrid instituye un voto perpetuo a la Inmaculada Concepción en acción de gracias por su protección.
En 1456, Juan II de Aragón, al promulgar las Constituciones de Cataluña, puso pena de destierro a quien hablase contra la Inmaculada. Por lo que fue el primer documento oficial en defender este dogma.
Las Cofradías Sevillanas fueron las primeras que en 1615 pidieron la proclamación dogmática de la Inmaculada.
Nuestro Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), miembro de nuestros Tercios españoles, firmó con su propia sangre, como tantos otros muchos españoles, morir, si fuere necesario, en defensa de este gran Misterio mariano.
Se acogieron a la protección de la Inmaculada muchas órdenes religiosas y militares, así como instituciones académicas.
Nuestras Universidades de Valencia (1530), Granada y Alcalá (1617) y Barcelona, Salamanca y Valladolid (1618) proclamaron a la Virgen Inmaculada patrona de sus universidades. Y juraron defender con voto la Inmaculada Concepción de María las Universidades hispanas de Sevilla (30-I-1617), Alcalá (8-IX-1617), Osuna (8-XII-1617), Toledo (10-XII-1617), Granada (25-XI-1717), Zaragoza (12-XII-1617), Santiago (28- XII-1617), Baeza (14-I-1618), Salamanca (28-X-1618), Barcelona (25-XI-1618), Valladolid (15-XII-1618), Lima (2-II-1619), México (2-II-1619), Huesca (26-II-1619), Oñate (7-VII- 1619)…
Aunque también hubo ciudades donde el voto inmaculista databa del siglo XV, en fechas próximas a las de las Universidades, o en las mismas, también hicieron y juramento la mayoría de los Cabildos seculares de las respectivas ciudades.
En 1664, el rey Felipe IV, por Real Decreto, pide que a los que se incorporan a las Universidades de Salamanca, Alcalá y Valladolid, y a los que vayan a recibir en ellas algún grado, que antes de ser admitidos por estas Universidades, realicen el voto de defender el dogma de la Inmaculada Concepción de María. En 1779 el Rey Carlos III lo extendió a todas las Universidades de su Reinos. No se extendía título universitario en España a quien no hiciere voto, con juramento, de defender el dogma de la Inmaculada Virgen María
En 1759 las Cortes de Madrid tomaron a la Inmaculada como patrona de todos los reinos españoles, incluidos los territorios de las Indias.
En 1761 el Rey Carlos III consagró España a la Inmaculada Concepción y la tomó “por singular y universal Patrona y Abogada de todos mis reinos de España y los de las Indias y demás dominios y señoríos de esta monarquía”. Creó además en su honor la Real y Distinguida Orden de Carlos III.
En España se celebra la fiesta de la Inmaculada desde 1644, más de doscientos años antes de la proclamación del dogma por la Iglesia en 1854.
Por todo esto, desde 1864 el Vaticano concedió a los sacerdotes españoles el privilegio de vestir casulla azul en esta gran fiesta de la Virgen, como agradecimiento a España por la defensa del dogma de la Inmaculada Concepción.
Por ello, también, el Papa Pío IX mando construir una columna en dedicación a la Inmaculada en la Plaza de España de Roma.
Es patrona también de la infantería española, del Estado Mayor, de los jurídicos, interventores, capellanes, farmacéuticos, veterinarios y los de Oficinas Militares, así como de innumerables localidades y corporaciones, tanto de España como de toda Iberoamérica.»
Y me llegó también este otro por el mismo medio, que explica por qué la Inmaculada Concepcion fue Patrona de los Tercios españoles y lo es actualmente del Ejército de Infantería español:
«El 7 de Diciembre de 1585 en Empel, Países Bajos un Tercio español estaba rodeado de ingleses y holandeses. La rendición parecía la única salida. El almirante Hollak propone a los españoles la rendición con honores, conservando armas y estandarte. El maestre del tercio español responde: » los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra, ya hablaremos de capitulación después de muertos».
Ante tal respuesta el almirante Hollak abrió los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo. Sólo quedó el pequeño monte de Empel donde se refugiaron los soldados del Tercio. Un soldado español, cavando una trinchera encuentra una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción. Considerando el hecho como una señal divina, los soldados se encomiendan a la Virgen.
Aquella noche un viento helado hace que las aguas del río se hielen. Entonces los soldados españoles, marchando sobre el hielo atacaron a la escuadra enemiga al amanecer del 8 de diciembre y obtuvieron una victoria tan completa que el almirante Hollak llegó a decir: «tal parece que Dios es español al obrar para los españoles tan gran milagro». Desde entonces la Inmaculada Concepción fue patrona de los tercios españoles y más tarde de la infantería española.»
Finalmente, para quien quiera profundizar un poco en los detalles acerca del significado del Dogma de la Inmaculada Concepción, os dejo este enlace.