Estamos atravesando, desde mi punto de vista, una importante crisis en nuestro sistema educativo. Y cuando me refiero a crisis lo hago en el sentido más etimológico de la palabra: crisis es una palabra que viene del griego y que significaba “romper” o “decidir”.Lo que quiero decir, por tanto al hablar de crisis en el sistema educativo, es que desde mi punto de vista, deberíamos estar atravesando un período de cambio, de ruptura por tanto, y si no fuera así, al menos espero que lo sea de reflexión y por tanto de decisiones a tomar.
Si nos paramos a pensar, heredamos de nuestros abuelos un sistema educativo que a ellos les fue enormemente útil, pero que me da la sensación de que a nosotros no nos es ya tan útil y parece que lo será todavía menos a nuestros hijos y nietos.
Cuando las universidades nacieron formalmente hace 10 siglos, tanto en Bolonia como en París, y un par de siglos más tarde en Salamanca, Oxford y Cambridge, lo hicieron en primer lugar con el objetivo de formar profesionales en el ámbito de las leyes y lo que se llamaban las artes liberales en el Renacimiento: primero la medicina y la filosofía y más tarde también “las artes”. Eran los profesionales más demandados y también más respetados. Incluso a aquellos estudiantes que durante sus estudios tenían que viajar, se les dotaba de salvoconductos especiales, que les abrían las puertas hasta en los lugares más difíciles e insospechados.
Y tendría más de una anécdota que contar al respecto. Siglos después, en el XVII, se incorporaron a ese mismo sistema las carreras técnicas, que acompañaban el desarrollo industrial que la sociedad iba adquiriendo. Las universidades se convertían en el lugar donde pescar aquellos profesionales que acompañarían el crecimiento organizativo de la sociedad en todos los ámbitos. Terminar una carrera universitaria era sinónimo de carrera profesional y si además lo hacías con buenas calificaciones, era casi sinónimo de alcanzar los mejores puestos de trabajo, que después permitirían una carrera profesional exitosa y una jubilación tranquila y sosegada.
Así ha sido durante casi 10 siglos, como comentaba, pero parece que hoy esto ya no es más así.
¿Cuántos estudiantes de universidad encontrarán al final de su carrera un trabajo respetado y digno, relacionado con aquello que estudiaron?
La carrera universitaria, de ser un elemento claro de diferenciación, si lo vemos con ojos de consumidor, ha pasado a serlo de clara homogeneización. En los próximos 30 años estudiarán en universidades más alumnos de los que lo han hecho hasta ahora en toda la historia de la humanidad. Y de ellos, probablemente más del 50% jamás encontrarán un trabajo en el mismo ámbito en el que se formaron en la universidad.
¿No es esto motivo suficiente como para plantearse un cambio o al menos una reflexión?
Hola Jose Maria, hace poco que mi hijo de 20 meses se ha interesado por la tele y ha sido justamente por vosotros, por Pocoyo y sobre todo por PATO! le encanta gritar su nombre.
He buscado vuestra web porq me gusta estar informada de las cosas y he llegado hasta tu blog.
Me parece muy interesante lo que comentas en esta entrada, tienes toda la razón en tu opinión, hace tiempo que la educación universitaria adolece de cambio, sobre todo desde la llegado de internet, los cambios ocurren a golpe de ratón y esta velocidad es imposible de seguir desde las universidades tradicionales, cuya velocidad es de barco de vapor. El invento fue estupendo pero ya pasó de moda.
Pero también me gustaria que te fijaras en un poco más abajo, que me dices de la educación primaria y secundaria? Porq tanto fracaso infantil? Hay que cambiarlo desde la raiz, sino, al llegar a la «nueva» universidad, se volverá a fracasar.
Si te interesa…http://ojodeagua.es/
Un saludo!
Hola Alba!
Gracias por tu comentario. He estado mirando la web de ojodeagua.es y realmente me parece de lo más interesante. Voy a ver si en alguno de mis viajes, en los que paso muchas horas solo, puedo meterme a leer el contenido que he ido ojeando en la misma. Y desde luego lo que he visto en una mirada rápida me ha llamado poderosamente la atención. He leído los efectos de la cristalización del agua ante las diferentes músicas y ante la oración en remoto y desde luego que me ha impresionado.
Creo que el asunto de la educación es una «patata caliente» a la que los diferentes Gobiernos de los diferentes países no se están queriendo enfrentar. Y es algo que con el tiempo indudablemente se convertirá en un problema cada vez más importante. Es por eso por lo que los ciudadanos de a pie tenemos la responsabilidad de velar por nuestros hijos en la medida en que podamos y la responsabilidad de alzar la voz, aunque sin gritar, para decir lo que pensamos. El camino que se hizo hace 10 siglos y que se ha hecho durante todo este tiempo, creo que habrá que reinventarlo o al menos modificarlo.
Más adelante intentaré hablar del fracaso escolar.
Te agradezco una vez más tu aportación y en especial el dato que me has dado!
Te mando un abrazo,
José María