Hola, soy Carlo!

Como últimamente no hago más que viajar, los domingos me termino encontrando en lugares de lo más diferente y, de esa manera, aprovecho para conocer iglesias, también de lo más diferentes!

En esta ocasión me ha tocado estar un domingo en Italia, en el corazón del Piamonte, para la boda de mi socio, en un hotel, por cierto, maravilloso y muy recomendable para pasar un fin de semana de descanso, junto a un pequeño pueblo llamado Casalotto.

Un “paese”, como se llama por aquí a los pueblos, muy pequeño en cuanto al número de casas y en el que, por lo que he podido ver a través de internet, hay tan sólo 69 personas registradas. Presumo que la mayoría de ellas deben ser agricultores, porque es agricultura lo que se respira en toda esta zona. Es una zona llena de colinas y están todas la colinas y llanos de los alrededores plantados con viñedos de uva tanto tinta como blanca.

Pues bien, me acerqué a la iglesia para poder oír la Misa de la mañana, la única que se decía en todo el día según me habían dicho en el hotel y, por asegurarme, llegué un poco antes de que comenzara. En la puerta de la iglesia había un señor de unos 60 años, bajito y con el pelo blanco perfectamente cortado, sentado sobre el escalón, que me saludó muy amablemente y me dejó entrar.

Como siempre me ocurre al entrar en iglesias en Italia, a pesar del tamaño de esta, que era realmente pequeña, me quedé impresionado de cómo estaba decorada y de la riqueza de su contenido. Las fotos creo que ayudan un poco a entenderlo.

Al poco tiempo de haber entrado yo en la Iglesia, se ve que con la preocupación de ver qué estaba haciendo ya que era la única persona que había en ese momento dentro, entró también el hombre del escalón. Se me acercó sonriéndome, me saludó tendiéndome la mano y me dijo: “Buon giorno, sono Carlo!”, a lo que le contesté, dándole la mano que me apretó mirándome a los ojos e identificándome yo también, ayudado por el italiano que pude aprender en mis años de estudiante en Roma.

Le felicité por la belleza de la iglesia, por cómo estaba mantenida y por lo bella que me parecía la decoración. Se puede ver en la foto una imagen del Altar Mayor y los frescos de paredes y techo.

Muy serio, me miró con una mirada bastante profunda y con mucha tranquilidad y ese tono didáctico que tan bien utilizan los italianos cuando hablan de sí mismos, me dijo: “No, esta no es más que una iglesia que se construyó para estar cerca del cementerio. La verdaderamente bonita y antigua es la parroquia, que está en el centro del pueblo. Esta es una iglesia moderna!”. Como a la vista no me parecía a mí muy moderna, le pregunté: “Pero… ¿de cuándo es esta Iglesia?”, a lo que también muy serio me replicó: “Sólo de 1.600. La parroquia sin embargo, es del 1.100 aproximadamente!!!”.

Como me pareció curioso y además gracioso el comentario, con un poco de malicia por mi parte y también mucha tranquilidad le dije: “La que también me parece muy bonita es la iglesia de Fontanile, que tiene una cúpula espectacular”. De hecho la cúpula de la iglesia de Fontanile se ve perfectamente en el horizonte, y se divisa perfectamente desde la puerta de la iglesia de Cassaloto. En la primera foto que aparece en este post, la vista que aparece es la que se tiene desde la puerta de la Iglesia de Casalotto, con la cúpula recortándose en el infinito. Entonces, con cara circunspecta y una pequeña sonrisa dibujada en la cara Carlo me dijo: “Uy, esa sí que es moderna. Se construyó en 1.850” Y me miró como diciéndome: “…esa iglesia es de antes de ayer”.

Empezaron a entrar personas en la iglesia, los fue saludando a cada uno de ellos por sus nombres y se dirigió a la sacristía. Empezó la Misa.

Carlo resultó ser el Párroco de Cassaloto.

 

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