Es algo a lo que hace tiempo vengo dando vueltas y parece que es una realidad que empieza a estar a la vuelta de la esquina…
¿Qué pasará este fin de semana en Grecia? Todo parece indicar que no hay un solo Partido Político en Grecia que se incline por “hacer caso a Bruselas”, o dicho de otro modo, no parece haber ninguno que quiera guiarse por el sentido común. Parece ser que nadie acepta hablar allí de apretarse el cinturón o quizá, siendo más correcto, de apretarse más el cinturón. Estamos a viernes y la respuesta la tendremos el lunes. Si las elecciones salen como parece indicar, Grecia optará por no atender sus compromisos con el resto de socios europeos, terminará saliendo del Euro para volver a su recordada Dracma y tendrán problemas serios para encontrar papel moneda suficiente como para imprimir toda la cantidad de nuevas Dracmas que querrían imprimir.
Por otra parte, mi admirado Alberto Artero en su artículo de El Confidencial, firmando como siempre como McCoy, ya nos habla también ,apoyándose en Adam Posen y en su artículo publicado en The Telegraph de la “hiperinflación”. El lobo que está en el bosque, pero que parece que nunca va a llegar. Lo hace de una manera indirecta, pero queda claro en el discurso.
Y hoy también todos los periódicos españoles y una gran parte de los internacionales, abren sus primeras con la noticia de que la prima de riesgo en España supera los 540 puntos, lo que quiere decir que España se tiene que financiar por primera vez desde que está en el Euro, por encima del 7%.
O sea que, tal y como nos dictan estas nuevas realidades, de repente galopamos hacia la inflación.
Y yo me pregunto, ¿dónde han estado todas estas personas que ahora se sorprenden en estos últimos 36 meses?
Los pequeños y medianos empresarios llevamos más de cuatro años sin encontrar financiación. Nada de financiación. Y la que hemos podido encontrar nos la han empezado a ofrecer por encima del 7%, teniendo en realidad costes cercanos al 9% o 10%, mientras que los Bancos Centrales bajaban los costes de la financiación a importes cercanos al 0%. Y los pequeños y medianos empresarios no hemos tenido ninguna garantía de poder finalmente alcanzar financiación.
Me hace gracia de hecho cuando leo que no se dan créditos porque “no hay demanda solvente”. ¿Se lo ha creído alguien, de verdad? Me parece a mí que lo que no ha habido desde hace muchos meses es “oferta solvente” de crédito. Los anglosajones enseguida se dieron cuenta de eso e inmediatamente obligaron, no ofrecieron, obligaron a sus bancos a coger dinero público para asegurar que no desaparecía la financiación para sus empresas. Mientras tanto, la preocupación por parte de los políticos europeos parece haber estado en no afrontar la realidad y regar bien regadas a las entidades bancarias, pero para que no se produjesen situaciones de riesgo en sus balances y tampoco pérdidas entre aquellos a los que llaman eufemísticamente “ahorradores”. No deja de sorprenderme. Los llaman así: “ahorradores” y se supone que han “regado” a los bancos para evitar que se pierda el dinero que estos “ahorradores” tienen en cuenta corriente. Pero… que yo sepa, quien tenga sus ahorros en acciones o en fondos de pensiones no se debería ver afectado por la quiebra o suspensión de pagos de su banco. Y esos son los ahorradores. No los que tienen el dinero en cuenta corriente.
Mientras tanto, nadie se ha acordado de las pequeñas y de las medianas empresas. Y mucho menos de los pequeños o medianos empresarios, que somos auténticos y verdaderos ahorradores. No especuladores. Nadie.
La pregunta que me surge es: ¿ha sido correcta la estrategia seguida?, ¿a quién hay que proteger?, ¿a los que tienen el dinero parado en una cuenta corriente, o a los que día a día nos arriesgamos con nuestras empresas y con nuestras inversiones? Somos dos grupos completamente diferentes. ¿Cuál de los dos crea riqueza?
Se ha protegido el inmovilismo. La cobardía. La falta de confianza. ¿Cuánto dinero han dado los Bancos Centrales a los bancos para afrontar la falta de confianza? ¿Cuánto de ese dinero ha vuelto a esos mismos Bancos Centrales colocado en forma de depósito? ¿Cuánto de ese dinero ha llegado a la economía productiva? ¿cuánto de ese dinero ha servido para generar confianza?. Los últimos 100,000 millones de Euros de los que hemos oído hablar, generaron confianza entre las 9 de la mañana de un lunes y las dos de la tarde del mismo lunes.
Las personas, sociedades y fondos a los que esta situación tormentosa ha encontrado con dinero líquido o en instrumentos financieros líquidos, en términos generales, llevan años temblando de miedo y sin atreverse a invertir. Sin atreverse a apostar. Sin atreverse a confiar. Sin atreverse a apoyar a aquellos que intentamos generar y mantener el empleo. Acobardados. Y es a ellos a quienes nuestros políticos, en todo el mundo, han decidido proteger. Me parece un inmenso error.
Hace unas pocas semanas el estado alemán colocó bonos con retornos absolutos negativos!. Es decir, inversores que colocaban su dinero sabiendo que iban a perder una parte si llegaban a vencimiento. Y mientras tanto las pequeñas y medianas empresas, hemos sido y somos tratados casi como parias por parte de los bancos. Intocables. Un colectivo de quien había que alejarse. Ha sido imposible encontrar apoyo en los bancos e imposible encontrar apoyo por parte de inversores, salvo rarísimas excepciones. Nos hemos tenido que desenvolver y nos desenvolvemos, en un entorno de economía de guerra.
Me atrevo a reclamar para muchos autónomos y para muchos pequeños y medianos empresarios la Orden del Mérito Militar, en su categoría de Gran Cruz con distintivo amarillo o blanco!. La Wikipedia define esta condecoración de la siguiente manera: “La Orden del Mérito Militar tiene por objeto recompensar y distinguir individualmente a los miembros de las Fuerzas Armadas y del Cuerpo de la Guardia Civil, por la realización de acciones y hechos o la prestación de servicios de destacado mérito o importancia, así como al personal civil por sus actividades meritorias relacionadas con la Defensa Nacional” ¿Nos la merecemos o no?
Los que hemos podido arañar algo de financiación y en nuestro caso ha sido muy poco, lo hemos logrado a tipos cercanos al 10%, aunque llevamos más de un año en sequía completa y absoluta. Y ahora, cuando se habla con alguien de algo de crédito, siendo una pequeña o mediana empresa, se negocian tipos cercanos al 15%.
¿Cómo debemos llamar a esta realidad? ¿Tan sorprendente es que el Estado se tenga que financiar al 7%?
Los pequeños empresarios hemos intentado gestionar nuestras compañías de la mejor manera que hemos podido y en el caso nuestro en Zinkia, vamos poco a poco creciendo en ventas en los mercados internacionales. No éramos nadie hace unos años y seguimos sin ser nadie. Pero empezamos a vender en más de 15 países diferentes, sin depender de ninguna Administración Pública. Sin apoyos, con muy pocos recursos, con grandes enemigos y compitiendo contra empresas muy bien establecidas y con muchísimo dinero. Mientras tanto, muchos estados no se han preocupado por gestionar adecuadamente los recursos y se han preocupado sólo por gastar y hacerlo casi sin control. Ha sido algo “endémico” en los estados desarrollados. Y si algo de financiación quedaba disponible, han sido los mismos estados quienes se han quedado esa financiación, compitiendo contra sus compatriotas de las pequeñas y medianas empresas. Han permitido, probablemente sin darse cuenta y sin ninguna mala intención pero con unas consecuencias catastróficas, que muchas de sus pequeñas empresas se fueran a la ruina por no poder financiarse y de repente, se están dando cuenta que eran estas empresas las que realmente pagaban a los Estados los impuestos con los que viven. Pero para cuando se están dando cuenta es quizá un poco tarde: las pequeñas y medianas empresas o han desaparecido o están en grave riesgo de desaparecer.
Hoy parece que empieza a ser real eso que comentaba Warren Buffet: “…cuando baja la marea puedes ver quien se estaba bañando con traje de baño y quien lo hacía desnudo…”
Ahora todo parece indicar que toca ir contra los que tienen algo de dinero, la escasa clase media que va quedando, que son los pocos que gastan o pueden gastar dinero líquido. Ahora toca subir el IVA, ampliar la edad de jubilación de nuevo y probablemente tocar las pensiones. Pero seguimos sin dar apoyo a los pequeños y medianos empresarios y sin tocar a los “agazapados” que atesoran liquidez. Seguimos en un llamativo movimiento autodestructivo.
¿En qué están pensando los políticos de más de medio mundo?
Todo parece indicar que cuando este “jinete del Apocalipsis” llamado inflación empiece a galopar a galope tendido, los que no quisieron invertir, los que dejaron caer empresas y no quisieron aprovechar oportunidades verdaderamente únicas para tomar posiciones y los que protegieron a los que esto hacían, querrán correr para entrar por una puerta que se volverá estrecha. De repente serán las empresas que hayan aguantado el mejor refugio contra esa amenazante inflación y muchos querrán entrar corriendo, huyendo como de la peste de la liquidez y generando de nuevo fantásticas burbujas. Siempre ocurre lo mismo. Realmente los seres humanos parece que no aprendemos.
Y los que por ahora aguantamos, cruzamos los dedos para llegar a ese momento y poder estar disponibles y en posición de revista cuando esto ocurra. De parias a casta superior.
¿Nos permitirán aguantar? ¿Cuándo se darán cuenta de que, como bien dice Adam Posen en el artículo que cita Alberto Artero, ¿se trata de empezar a comprar activos en el sector privado para generar confianza y no de seguir insuflando dinero en unos bancos que claramente no dejan que la liquidez y la confianza llegue hasta el ciudadano?
No deja de ser verdaderamente curiosa la manera de actuar del ser humano.
Para otro post dejaremos la cuestión de los jóvenes, la nueva educación, la importancia de la solidaridad de cara al futuro del mundo y el respeto al medio ambiente.