No hace mucho tiempo Margarita Torres Sevilla, profesora de Historia Medieval en la Universidad de León escuchó del Doctor Don Gustavo Turienzo, doctor en Filología árabe por la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense el relato acerca de unos documentos que, por casualidad, había localizado en Egipto, en la Biblioteca Nacional.
Estos pergaminos fueron posteriormente trasladados al la Biblioteca Al-Azhar de El Cairo, donde actualmente se encuentran.
El Doctor Turienzo en el año 2,006, de manera fortuita y mientras hacía un trabajo de asesoramiento y reestructuración de la Biblioteca Nacional de Egipto, localizó y tradujo dos pergaminos que hasta entonces habían permanecido ocultos, apilados entre otros muchos documentos.
Contado con sus propias palabras:
«…Realmente fue una pura casualidad. En el 2006 yo estaba trabajando en una de las salas de la que entonces era la Biblioteca Nacional de Egipto … entre montones de cajas en las que se acumulaban pergaminos y legajos … en una de las cajas vi que sobresalía un documento en el que aparecía escrito el nombre de Frdaland, (Fernando) que me llamó la atención porque no es un nombre que se dé entre los cristianos de Egipto. Pero lo más asombroso es que líneas después aparecía la palabra Liyun, que es la traducción de León…»
En uno de estos manuscritos se describe cómo en un año de gran hambruna para Egipto el califa de Denia, Alí bnu Muyahid Ad-Danii -hijo de madre cristiana- envió un barco con gran cantidad de víveres y comida. Pedía a cambio que Al-Mustansir le enviara la:
«...copa que dicen los cristianos que es la copa del Mesías… que se encontraba en una de las iglesias pequeñas que están en los alrededores de Jerusalén… bajo la protección de algunos rumíes valientes, que habían juramentado su protección… Los cristianos insisten que esta copa tiene poderes medicinales extraordinarios... Su intención era enviarla al rey de León, Ferdinand Al Kabir, rey de este país en el año 429 para fortalecer la amistad con el.…»
El otro manucristo describe como Saladino ordena que le entreguen la esquirla que habían extraído de la copa con una gumía en el trayecto hacia Denia cuando la trasladaban para entregarla al califa de Denia.
«…el estado de nuestra hija, la cual como sabes, padece de la enfermedad del flujo de sangre y el mal de la piedra y habiéndonos aconsejado previamente por los médicos y por el mufí de Jerusalén, ordenamos que nos sea enviado el trozo de piedra santa, la cual desprendió de la copa con una gumía el primero de los hombres de Bani-l-Aswad en el año 447, cuando el malvado Al-Mustansir le nombró jefe de la expedición con dirección a Denia en el extremo de Occidente. Y es sabido cómo tal proceder ennegreció su cara y sus manos. La esquirla tomada de la Copa fue enviada a Salah ad-din, que Dios se apiade de el, y tras la curación de su hija después de imponerle el trozo de piedra sobre su cuerpo, ordenó que fuera guardada en una alacena en la casa de la riqueza...»
Son documentos que hablan del siglo V de la Hégira en la datación musulmana, que equivalen al siglo XI de nuestro calendario y que están escritos en el siglo XIV de nuestro calendario.
Está contrastado por textos árabes y cristianos, según palabras del propio Doctor Turienzo, que entre el año 1.050 y 1.055 se produjo una hambruna terrible en Egipto.
En medio de esta gran necesidad, el Imán Fatimí de Egipto «...tomó la decisión de enviar a pedir ayuda a los potentados musulmanes de su entorno dado que la mayoría de sus súbditos seguían siendo suníes. De todos ellos solo sabemos que respondió el Emir de Denia que en contra de lo que se pueda pensar no fue desinteresadamente porque hay que tener en cuenta que la rivalidad con otros reinos taifas era feroz y Denia en especial tenía un comercio muy copioso y rico con Egipto. De esa competencia económica se derivaba el control del oro y de la plata, y los de Denia en concreto buscaban acceder a las rutas del oro y de la seda a través de las terminales orientales...».
La ruta del oro o «camino de los sultanes» se había cortado y necesitaban mantener vías alternativas. Había un enorme interés comercial de por medio y por otro una gran preocupación porque Fernando no invadiera y conquistara el que era en realidad un califato cuya fuerza no estaba en su localización geográfica si no en su comercio marítimo. Todos salían beneficiados.
Con esta información, una subvención conseguida a través de la Junta de Castilla León y la colaboración de Don José Miguel Ortega del Río, Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid y Máster en Museología por la Universidad Complutense de Madrid, escribió Margarita Torres el libro «Los Reyes del Grial«.
De repente se encontraba una explicación a algunos de los tesóros mozárabes existentes en San Isidoro de León, la Iglesia, Palacio Residencia y Panteón de los primeros Reyes de León. Pero… más sorprendente todavía, el Caliz de la Infanta Doña Urraca de Zamora, hija de Fernando I, que había donado a San Isidoro a su muerte más de 1,000 años atrás, podría ser en realidad el Santo Grial.
La mismísima copa que Jesucristo utilizó en la Última Cena con sus discípulos la noche en que iba a ser prendido y posteriormente encarcelado, torturado y ejecutado, podría haber sido localizada.
El objeto de búsqueda durante cientos de años por Papas, Cruzados y Reyes podría llevar más de 1,000 años a la vista de todos. El Santo Grial, del que tanto se ha escrito e imaginado, podría haber sido finalmente localizado.
Hay muchos interrogantes, desde luego, y muchas cosas que quedarían por aclarar y que posiblemente no puedan ser nunca aclaradas. Pero también hay coincidencias muy significativas.
En el documento que hace referencia a la petición por parte de Saladino, se habla de una esquirla obtenida con una gumía. En el Caliz de Doña Urraca se puede ver perfectamente dicha falta.
¿Cómo es posible esta coincidencia entre un documento que aparece perdido en Egipto en el año 2,006 y un Cáliz que está depositado en León desde el año 1,100?
El Panteón mandado construir por Fernando I en San Isidoro y donde fue enterrado, en sus techos, está profusamente decorado por pinturas. Es lo que se conoce como la Capilla Sixtina del Románico.
Uno de los motivos centrales es la Última Cena, algo muy poco común en la época.
Todos los personajes retratados aparecen con una orla, excepto tres: Judas, Tadeo y Marcialis Pincerna o Marcial el Copero al que se le muestra pasando el cuenco que se corresponde perfectamente con la Copa, con su mano izquierda.
La historia de Marcial es la de San Marcial de Limoges, santo francés muy venerado en los territorios asturleoneses en el siglo X.
Sin lugar a dudas es un relato que seguro que a muchos puede dejar con enormes dudas. Y es completamente evidente que no se podría dar una argumentación irrebatible, pero sí parece que las coincidencias hacen pensar en que podría ser cierto el hecho.
Que cada uno saque sus propias conclusiones. Ojalá haya servido al menos para despertar una sana curiosidad.
La gracia divina ayudará a recuperar a Pocoyó?
Nunca se ha perdido Pocoyo…
Un motivo más para conocer a este viejo Reino, con un patrimonio natural premiado por la Unesco con siete Reservas de la Biosfera (record mundial), un Parque Nacional, dos Parques Regionales, tres Monumentos Naturales, 433 picos entre los 2000 y los 2650 metros, etc,etc,etc, un brutal patrimonio gastronómico que no para de cosechar premios dentro y fuera de España (y la tapa, tremenda, es gratis), y un patrimonio cultural y etnográfico tremendo (Cuna del Parlamentarismo, Luchas celtas, gaiteros, pallozas, horreos entre ellos el más antiguo de España, las mejores vidrieras del Gótico, tres de las cuatro obras que Gaudí realizo fuera de Cataluña, la mayor mina y obra de ingeniería del Imperio Romano y un larguisimo etc).
Todo un Reino, el de León, por descubrir, y aunque desde la administración, se empeñen en que esta tierra muera, no lo van a conseguir, lo bueno al final, se termina vendiendo solo.
Regalaibus e gracies, prestome asgaya el articulu!!