ESTAMBUL, TURQUÍA

Llevamos ya unos meses trabajando para arrancar nuestra actividad comercial con Pocoyó en Turquía y eso me ha hecho hacer un par de visitas al país, con el que estoy absolutamente impresionado.

De las primeras cosas que me llamaron la atención, fue su amor a la bandera. Ves banderas turcas por todas partes. Además es una bandera bonita y muy llamativa, con un color rojo intenso y la media luna en uno de sus lados, con fondo blanco. Está claro que es un país que está creciendo, que tiene problemas como todos tenemos, pero que está unido y aglutinado en torno a su bandera. Es algo que casi desde el momento en que te bajas del avión, comienzas a apreciarlo.

En este último viaje, en medio del trabajo, he tenido la oportunidad de visitar dos lugares especiales: la torre Gálata, que es la torre conocida más antigua en el mundo abierta para visitas y, como era domingo, la Iglesia de San Antonio de Padua, la más grande de las iglesias católicas en Estambul.

De la Torre Galata, comentar que se edificó en el año 1,348, durante la dominación Genovesa de Constantinopla, tiene una altura de 66,9 metros y un diámetro de 16,4 metros en su base.  Desde lo alto de ella, en el año 1,630 se lanzó con unas alas artificiales Hezarfen Ahmet Celebi con el propósito de alcanzar volando las laderas del Üsküdar, en Anatolia, al otro lado del Bósforo. Y lo logró! Voló más de tres kilómetros y aterrizó en la Plaza Dogancilar. El Sultán Murad Khan (Murad IV), que lo vió desde su Palacio SinanPasha en Sarayburnu, al terminar le hizo llamar, le dio una bolsa llena de monedas de oro y dijo: “Este es un hombre peligroso: es capaz de hacer cualquier cosa que se proponga. No es bueno mantener cerca este tipo de gente” y lo desterró a Argelia, donde murió. Dicen que su hermano, Lagari Hasan Celebi fue también el primero en volar con un cohete: se colocó uno cargado de pólvora en la espalda en 1,633 y parece ser que se lanzó a volar. Voló y sobrevivió!.

De la Iglesia de San Antonio de Padua, dos curiosidades, la primera, la escultura de bronce que tiene en su exterior con un Cristo crucificado. Llama poderosamente la atención la forma que tiene! Y la segunda, en esta Iglesia predicó durante más de 10 años el Cardenal Roncalli, siendo Embajador del Vaticano. Roncalli más tarde fue nombrado Papa y conocido como Juan XXIII, hombre de gran visión global, de una impresionante apertura para la época y el gran promotor del Concilio Vaticano II. Algo para lo que sin lugar a dudas le sirvió el largo período pasado en Turquía y las gentes que conoció en ella. Algunos le llamaban el “Papa Turco” por lo bien que hablaba el turco y su gran amor por Turquía y Estambul.

Ambos monumentos están entrelazados por una de las arterias comerciales más llamativas de Estambul, la Avenida Istiklal, que quiere decir, Avenida de la Independencia. Un lugar por el que pasan más de 3 millones de personas cada fin de semana y que está abarrotada de tiendas de moda, galerías de arte, cines, teatros, librerías, pastelerías como esta de Markiz Patisserie que aparece en la foto, inaugurada en 1,840 y en la que entramos a disfrutar de unos bellísimos paneles hechos de azulejo representando la Primavera y el Otoño. En el medio de esta avenida está la plaza de Galatasaray y al final de la calle, la segunda estación de metro más antigua del mundo, inaugurada en 1,875. Y toda la calle está salpicada de Iglesias, Sinagogas, Mezquitas, Instituciones Académicas y los consulados de España, Grecia, Rusia, Suecia e Inglaterra. Durante el período Otomano y mientras que la ciudad era conocida como Constantinopla, se la conocía también como la París del Este y en una gran parte, por todos los edificios que adornan esta avenida. Se llamaba la Gran Avenida, Cadde-i Kebir, pero  cuando se declaró la República el 29 de Octubre de 1923, con el fin de conmemorar el triunfo en la Guerra de la Independencia turca, se cambió su nombre por el que actualmente tiene.

Sin lugar a dudas es una ciudad y un país que bien merecen un buen número de visitas. Caminando por sus calles y cruzándote con su gente se respira energía positiva, esfuerzo, cultura y un enorme deseo de superación.

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